LA "ERA" DE ESCUADRO: OTRO DESASTRE PAISAJÍSTICO
Esther Isabel Prada Llorente
Dra. Arquitecto
La “era” en Escuadro ha sido tradicionalmente un trozo de pradera donde antaño
se trillaban durante los veranos las espigas del cereal recolectado en las
tierras abiertas, el resto del tiempo la cabaña ganadera del vecindario pacía en
ella ya que la “era”, no se “guardaba”.
Se encuentra rodeada de una parte por el pueblo y de otra por los huertos
particulares, hallándose dividida por la carretera que une Viñuela y Almeida en
dos partes desiguales.
Desde tiempo inmemorial está grabado en la retina de los habitantes de este
núcleo de poblamiento, en la memoria de los que la han utilizado, como un
espacio abierto, sirviendo tanto para tareas agrícolas como para tránsito y
acceso a los huertos que la delimitan.
Los vecinos llegando la época de trilla, no pagaban por ocupar un trozo de esa
“era” sino que se hacían partes para todos los que quisieran llevar a cabo en
dicho lugar esta labor. Por lo tanto este espacio, servía al común
aprovechamiento del vecindario o lo que es lo mismo, constituía y constituye un
terreno comunal, no de “propios” o del ayuntamiento ya que no estaba sujeta a
renta y esto ha sido así desde época inmemorial. Los “propios”, no lo son desde
época inmemorial pero si los comunales, al igual que los “ejidos” comunales de
otros ámbitos geográficos en Castilla establecidos como tales durante la Edad
Media.
La ubicación en este lugar hace un par de años del denominado “mueco” (donde se
vacuna e inyecta a los animales) lindando con el “trinquete” (para juego de
pelota), con el “salón” y con el consultorio médico, ya suponía una
contradicción respecto a la normativa de la Junta de Castilla y León dado que
teóricamente no se permite la estancia del ganado dentro de los núcleos de
poblamiento. Esta nefasta intervención, ahora se remata con el cercado de la
totalidad de la “era” a base de postes de hormigón y alambres, tipo de
cerramiento que al igual que la mayoría de los cercados que abundan a lo largo y
ancho de la comarca no tiene en cuenta el tradicional de “paredes” de granito,
entiendo que existirían formas más acordes y respetuosas con el medio en las que
gastarse el dinero de un ayuntamiento.
El nuevo recinto creado sirve sólamente a las necesidades de guarda de ganado
para un acceso más cómodo de los animales al “mueco” resultando que esta
intervención sobre el territorio, es la de un aumento de la capacidad de dicho
“mueco”, de la que se benefician única y exclusivamente los propietarios
ganaderos que de esta manera ven facilitada su tarea de guarda de animales.
En la actualidad ya no se trilla y el número de vecinos escasamente llega a
treinta personas en invierno pero la “era”, representa un ámbito paisajístico de
gran relevancia que la incultura territorial predominante y la escasa
valorización del medio agrario no considera.
La información oral, tan importante y cuidada en países como Inglaterra y
Francia que aquí no interesa en exceso aún hoy nos facilita las características
de uso tradicional de esa “era” desde la memoria de los habitantes y supone un
factor más a la hora de valorizar este espacio agrario.
Por otra parte la Convención Europea sobre el Paisaje, entiende los paisajes
agrarios como recursos económicos estables y no renovables y tendría que ocupar
un lugar de primer orden en la escala de valores de los ayuntamientos, ya que
éstos son los gestores más directos de dicho recurso medioambiental y al
considerar determinadas intervenciones sobre el mismo como es este caso, no sólo
no lo mejoran sino que lo destruyen irreversiblemente perdiéndose esa capacidad
futura de gestión, a no ser que el buen juicio decida el levantamiento de esa
cerca y la retirada del “mueco” a otro lugar que no sea el recinto considerado
“urbano” y de menor impacto medioambiental.